sábado, 3 de agosto de 2013

Restauración







      Hoy en día vemos cómo las relaciones familiares se han corrompido. Muchos lo han vivido por tanto tiempo que se ha convertido en un problema común en su diario vivir.  Vemos familias afectadas emocionalmente por la mentira, el engaño, la avaricia y decisiones que rompen con el círculo familiar.   Pero hay una gran promesa de parte de Dios.  Hay posibilidad de cambios y de que una familia vuelva a entrar en el estado espiritual que Dios quiere que vivamos.  

      No todo el mundo tiene la misma madurez de tener la paciencia suficiente para que se logre la restauración.  Esto no se logra con una varita mágica.  El tiempo sólo no reconcilia ni restaura, pero sí toma tiempo reconciliarse y restaurarse.  ¿Por qué no tienes paciencia con los demás, si Dios ha tenido tanta paciencia contigo?  Hay que tener la paciencia suficiente, la esperanza divina, de que se puede llegar al nivel de reconciliación y restauración.  No es cambiar lo que pasó, sino proyectarnos a un nuevo futuro de victoria en el que Dios pueda cumplir en nosotros lo que siempre quiso cumplir.

        Muchos toman el problema familiar para justificar el detenerse y no seguir hacia delante. La realidad es que en este mundo en que vivimos estaremos expuestos a heridas de amistades y familiares.  Hay momentos en que estás más vulnerable que en otros a ser herido, pero que esto no detenga el plan de Dios.  Lo más grande que debes hacer por tu familia, aunque ellos no lo entiendan, es llegar a hacer lo que Dios quiere que tú hagas.  Cuando esto suceda, entonces estarás en posición de extenderles las manos.  

             Tu vida será transformada, a pesar de todos los problemas que has experimentado.  Ya sea que estés sólo o acompañado, herido o no herido, sigue caminando hacia el sueño que Dios te dio.  Vive por encima de todo maltrato, vive por encima de la traición, vive por encima de la falta de amor, para que logres la victoria en tu vida y alcances lo que Dios quiere para ti y para los tuyos.