viernes, 1 de enero de 2016

Permite lo Nuevo

   

        Un año nuevo  ha llegado, trayendo consigo nuevas cosas del más allá. Poniendo en riesgo nuestro pasado, porque no hay continuidad entre lo nuevo y nosotros. Podemos sentir miedo. Hemos vivido de una manera pensando de otra, hemos creado una estructura muy cómoda a nuestro alrededor… Llama algo nuevo a la puerta, sé perturba el pasado entre su comodidad y monotonía. Es arriesgado. Nadie sabe hasta donde se puede llegar con lo nuevo. Si pasa, nada volverá a ser igual. Lo nuevo transforma, lo viejo es conocido y familiar; hemos vivido con ello desde hace mucho tiempo. Lo nuevo no nos resulta familiar, puede ser algo bueno o algo malo, ¿Quién sabe? ¡Y no hay forma de saberlo!  La única forma de saberlo es permitirlo, por eso surge el temor, el miedo.
          Tampoco se puede rechaza lo nuevo, porque lo viejo sigue sin darte lo que buscas, lo viejo promete sin cumplir, lo viejo es conocido pero miserable. Lo nuevo puede ser incómodo pero al menos hay una posibilidad, expectativa, proporciona felicidad. De modo que no puedes rechazarlo pero tampoco puedes aceptarlo; por eso vacilamos, sentimos miedo y surge una gran ansiedad en nuestro ser. Es natural no pasa nada raro. Siempre ha sido así y siempre será así.
          Comprendamos la llegada de lo nuevo, Todos queremos volver a ser nuevo, porque nadie está satisfecho con lo viejo. Nadie puede estarlo, porque sea lo que sea, ya lo conoces. En cuanto lo conoces se vuelve repetitivo; en cuanto lo conoces se vuelve aburrido, monótono. Quieres librarte de ello. Quieres explorar, buscamos la aventura. Sin embargo, cuando lo nuevos toca a nuestra puerta, nos acobardamos, nos encogemos, nos escondemos en lo viejo. Es un gran dilema. Debemos tener un coraje extraordinario. El mundo está lleno de cobardes, nos llegan oportunidades y en nuestra cobardía cerramos los ojos y desfilan muchas oportunidades que perdemos por el miedo al cambio, cuando debemos ser valientes, crecer en avanzada, evolucionar, ser y no fingir ser.
          La novedad viene del más allá, es decir, de Dios. La novedad viene de la existencia. La mente siempre es vieja. La mente es una acumulación del pasado. La novedad es un regalo de Dios. La existencia nos colma de regalos, pero estamos anclados a nuestro pasado. Estamos en una especie de tumba. Nos hemos vuelto insensibles por culpa de nuestra cobardía. Sintamos lo nuevo, la emoción de lo nuevo, que nazca la pasión por lo nuevo y por la aventura, entrando a lo desconocido sin saber adónde vamos. La mente cree que esto es una locura. La mente cree que no es racional abandonar lo viejo. Pero Dios siempre es lo nuevo. Por eso cuando hablamos de Dios, no podemos usar el pasado ni el futuro. Dios ni era ni será, Dios es. Siempre es nuevo, siempre es virgen. Y tiene acceso a ti. Feliz nuevo año 2016 y les auguro todo lo bueno y nuevo que viene de parte de Dios a sus vidas.