jueves, 21 de febrero de 2013

Perdonar



Hay muchos resentimientos que pueden acumularse en uno, en el lapso de un día  y la única manera de poner en el rostro una marca de alegría nuevamente, es mediante el descubrimiento de un amor que sobrepasa todo y es capaz de superar los resentimientos y llenarnos del espíritu del perdón. “Te perdono”, es el lenguaje del amor.

         He aprendido que es una tontería regañar a los demás, bastante tenemos  con vencer nuestras propias limitaciones sin irritarnos por el hecho de que Dios no haya creído conveniente distribuir por igual el don de la inteligencia.

         Ningún hombre se critica así mismo por nada, por grandes que sean sus errores. La crítica es inútil porque pone al prójimo en la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa, porque lastima el orgullo, tan precioso del hombre, hiere su sentido de la importancia y despierta sus resentimientos.

         Hay dos clases de personas en el mundo, los que levantan murallas y los que construyen puentes. Robert Lee Frost dijo una vez: “Antes de edificar murallas hay que mirar bien qué es lo que uno deja fuera y qué es lo que uno encierra adentro”. Ese es un buen consejo para los constructores de murallas, porque en su autodefensa y hostilidad suelen hacer que la gente se aleje de ellos.

         Los ingenieros de puentes somos aquellos que siempre esperamos lo mejor de los demás, creemos que es posible esperar algo bueno de las personas y estamos ansiosos de creer siempre lo mejor, aún, en las circunstancias más desfavorables. ¡Tendemos puentes porque hemos aprendido el lenguaje del amor!

         La solución es aprender este lenguaje y comienza con estás palabras “El amor no guarda rencor”.  1era de Corintios, cap 13, versículo 5.

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