miércoles, 18 de septiembre de 2013

Una vida extraordinaria

 

Una vida extraordinaria.

         El pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, pero no olvidaba la promesa que Dios le había dicho al padre, Abraham, que a los 400 años serían liberados.  Vivían con la expectativa de que se estaba acercando el tiempo de la liberación.  Esto llega a los oídos de Faraón y por esto envía un edicto de matar a todos los niñitos varones.  Incluso envió parteras que se aseguraran que no vivieran los nacidos varones.
        
     Jocabed, madre de Moisés, vio a su hijo hermoso, con propósito, y preparó una canastilla, puso a Moisés en ella, y la echó en el río.  La hija de Faraón lo ve y lo acoge como hijo.  Moisés se levanta en medio de la casa de Faraón como un príncipe extraordinario.  Por una mala decisión, tuvo que salir huyendo al desierto y, de príncipe extraordinario, pasó a hombre ordinario.   No tan solo pasó a ser un hombre ordinario, sino que toda una nación estuvo 30 años más esperando el cumplimiento de una promesa. Pero un día, cuando estaba en el desierto cuidando ovejas ajenas, tuvo un encuentro con Dios; su vida dio un giro de 180 grados y una nación completa fue liberada de la esclavitud. 
         
         Cuando te conviertes de extraordinario en ordinario, no tan solo a ti se detiene el cumplimiento de una promesa, sino a toda una nación. 
        
         Un hombre que Dios lo había puesto en una posición en el reino, que podía tomar la decisión más rápida de libertar a su pueblo, pero una mala decisión lo lleva huir al desierto.  Lo más frustrante en la vida de un ser humano es estar en el desierto dando vueltas, cuidando ovejas ajenas, sabiendo el gran potencial que hay dentro de él. 
             
               Dios no te ha librado de tantas cosas, hasta de la muerte, para que vivas dando vueltas en la dirección incorrecta.  Fuiste llamado para algo más grande, más extraordinario. 
        
         Una vida extraordinaria no es vivir lleno de riquezas, sino saber maximizar lo que se tiene y tener la capacidad de vivir en el propósito de Dios.  Muchos se conforman con vivir en un matrimonio ordinario por no esforzarse y maximizar el matrimonio.  Muchos se conforman con poco, pudiendo maximizar y pasar de lo ordinario a extraordinario.  Dios no ha invertido tanto contigo para que vivas una vida sin sentido. 
          
             Una vida extraordinaria es cumplir el propósito de Dios.  Si bien es cierto que basta una mala decisión para pasar de extraordinario a ordinario, también es cierto que debemos dar gloria a Dios porque basta un solo encuentro con nuestro Señor Jesús para pasar de lo ordinario a una vida extraordinaria.
           
               Tu vida puede tomar una nueva dirección. Olvida el pasado. Retoma el destino que parecía perdido y alcanza el propósito de Dios para tu vida y los tuyos.