martes, 24 de marzo de 2015

Paz Interior.


        

     En el siglo pasado las personas vivían  sus vidas en medio de una tranquila desesperación. El hombre como esencia reacciona ante las adversidades impulsivamente acarreando más errores. Según el escritor filósofo Henry Thoreau: "La mayor parte de las personas no disfrutan de paz interior". Lo interesante del caso es que de eso hace más de 150 años. Si sacamos un cálculo sobre las innovaciones del mundo y sus grandes creadores en aquellos tiempos ni había innovaciones ni siquiera habían nacido sus creadores. No existía el avión, vehículos, la química yacía en la ignorancia, Albert Einstein no había nacido, (hace 136 años); quien descubrió la teoría de la relatividad del tiempo, la cual modificó la newtoniana teoría de la gravitación, este alemán de origen Judío  nació en 1879, no existía bomba atómica, el mundo no había presenciado guerras mundiales y aún así no había paz interior. ¿Han cambiado las cosas? o ¿sigue teniendo vigencia las palabras de Thoreau? ¿Qué se puede decir de cada uno de nosotros? ¿Nos sentimos satisfechos, tranquilos? o ¿estaremos inseguros, inquietos respecto al futuro, calladamente desesperados por parafrasear  a Thoreau?

     Tristemente hay muchas circunstancias en el mundo que privan a la gente de la tranquilidad de ánimo. Mencionemos algunas. En muchos países  como este, el desempleo, la falta de vivienda, los salarios bajos, la alta inflación, son la causa de la pobreza y de la desesperación ante la situación económica. En muchos lugares las personas consumen la mayor parte de sus energías tratando de hacerse millonarios y conseguir posesiones  materiales. Pero, con mucha frecuencia, el modo de vida competitivo que ellos suponen produce ansiedad, no paz. También privan a las personas de paz, la enfermedad, las guerras, el delito, la inseguridad, la injusticia y la opresión.
     Ciertamente, nuestros días son muy distintos a los de Thoreau. Una diferencia fundamental es que hoy no escasea  el consejo oportuno respecto a cómo conseguir tranquilidad mental. Nos ofrecen sus ideas los psicólogos, los escritores de los libros de autoayuda, hasta los columnistas de los periódicos, sus consejos son de gran ayuda. Pero, si deseamos soluciones duraderas necesitamos algo más profundo, la dirección espiritual de Dios. Muchos viven sin esperanzas, es triste como muere la juventud venezolana, en particular y la del mundo entero.  Andan sin Dios en el mundo sin esa conexión proveedora de paz, tranquilidad y esperanza. Dios nos ama y se interesa por nosotros, él está atento a nuestras necesidades, solo está esperando que lo tomemos en cuenta y le demos prioridad en nuestras vidas. Dios no está muy lejos de cada uno de nosotros. Le pedimos a Dios pero no esperamos que Dios nos ayude sino que nos precipitamos a tratar de resolver con nuestras propias manos, con nuestras imperfecciones lo que solo es posible para Dios. ¿Para qué molestamos a Dios, si no vamos a esperar en él? Tener este sincero convencimiento es un factor de importancia fundamental para conseguir paz interior. Confiemos en Dios y tengamos confianza en nosotros mismos. Todos los elementos del éxito se encuentran en nosotros.
                                                           Antonio Guzmán.

domingo, 15 de marzo de 2015

Ella era débil y yo era fuerte.

Ella era débil y yo era fuerte.

Ella era débil y yo era fuerte,
Después ella dejó que yo le hiciera pasar
Y entonces yo era débil y ella era fuerte,
Y dejé que ella me guiara a casa.
No era lejos, la puerta estaba cerca,
Tampoco estaba oscuro, ella avanzaba a mi lado,
No había ruido, ella no dijo nada,
Y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
Ahora ninguno de los dos era más fuerte,
Ella luchó, yo también luché,
¡Pero no luchamos a pesar de todo!

                                                                           Emily Dickinson.