No existen dos personas que midan el dolor en la misma escala. El dolor que alguien me ha provocado siempre será mayor para mí que para la persona que me la ocasionó. El dolor que yo te causo, siempre será peor para ti, de lo que a mí me parece. Los dolores dados y los dolores recibidos nunca podrán equilibrarse. La diferencia entre el dolor provocado y el dolor sufrido es como la diferencia entre escalar una montaña y descenderla, nunca se experimenta la misma sensación en ambas direcciones...
Si tú me lastimas y yo tomo represalias, puedo pensar que te he dado solamente lo que merecías, nada más... pero, tú lo sentirás como un dolor demasiado grande para ser aceptado. Tú pasión por la justicia te forzará a desquitarte, sólo que, está vez con más intensidad, después será mí turno. ¿y podremos detenernos en algún momento? El ojo por ojo se convierte en pierna por pierna y, eventualmente, vida por vida. No importa cuales sean nuestras armas: Palabras, puñales, flechas, balas, bombas; misiles nucleares, la venganza nos atrapa en un ascenso de violencia. Gandhi tenia razón: «Si todos viviéramos bajo el precepto de ojo por ojo, el mundo entero quedaría ciego» La única solución es el perdón.
El perdón no es la alternativa para aliviar la venganza, por ser suave, y amable; es una alternativa viable porque es la ruta creativa hacía una menor injusticia.
El perdón tiene el poder creativo para apartarnos de un momento pasado de dolor, para liberarnos de nuestra eterna reacción en cadena y crear una nueva situación en la que tanto el verdugo como la victima puedan empezar nuevamente.
El perdón ofrece la oportunidad de una vida juntos, en lugar de una muerte compartida. El perdón es un milagro de la voluntad que retira la pesada obstrucción que impide que la hermandad se realice, un milagro que culmina cuando dos personas distanciadas se reúnen en una relación tan nueva y justa como el tiempo y las circunstancias la permitan...
El
pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, pero no olvidaba la promesa que
Dios le había dicho al padre, Abraham, que a los 400 años serían
liberados. Vivían con la expectativa de que se estaba acercando el tiempo
de la liberación. Esto llega a los oídos de Faraón y por esto envía un
edicto de matar a todos los niñitos varones. Incluso envió parteras que
se aseguraran que no vivieran los nacidos varones.
Jocabed,
madre de Moisés, vio a su hijo hermoso, con propósito, y preparó una canastilla,
puso a Moisés en ella, y la echó en el río. La hija de Faraón lo ve y lo
acoge como hijo. Moisés se levanta en medio de la casa de Faraón como un
príncipe extraordinario. Por una mala decisión, tuvo que salir huyendo al
desierto y, de príncipe extraordinario, pasó a hombre ordinario. No
tan solo pasó a ser un hombre ordinario, sino que toda una nación estuvo 30
años más esperando el cumplimiento de una promesa. Pero un día, cuando estaba
en el desierto cuidando ovejas ajenas, tuvo un encuentro con Dios; su vida dio
un giro de 180 grados y una nación completa fue liberada de la
esclavitud.
Cuando
te conviertes de extraordinario en ordinario, no tan solo a ti se detiene el
cumplimiento de una promesa, sino a toda una nación.
Un
hombre que Dios lo había puesto en una posición en el reino, que podía tomar la
decisión más rápida de libertar a su pueblo, pero una mala decisión lo lleva
huir al desierto. Lo más frustrante en la vida de un ser humano es estar
en el desierto dando vueltas, cuidando ovejas ajenas, sabiendo el gran
potencial que hay dentro de él.
Dios no
te ha librado de tantas cosas, hasta de la muerte, para que vivas dando vueltas
en la dirección incorrecta. Fuiste llamado para algo más grande, más
extraordinario.
Una vida
extraordinaria no es vivir lleno de riquezas, sino saber maximizar lo que se
tiene y tener la capacidad de vivir en el propósito de Dios. Muchos se
conforman con vivir en un matrimonio ordinario por no esforzarse y maximizar el
matrimonio. Muchos se conforman con poco, pudiendo maximizar y pasar de
lo ordinario a extraordinario. Dios no ha invertido tanto contigo para
que vivas una vida sin sentido.
Una vida
extraordinaria es cumplir el propósito de Dios. Si bien es cierto que
basta una mala decisión para pasar de extraordinario a ordinario, también es
cierto que debemos dar gloria a Dios porque basta un solo encuentro con nuestro
Señor Jesús para pasar de lo ordinario a una vida extraordinaria.
Tu vida
puede tomar una nueva dirección. Olvida el pasado. Retoma el destino que
parecía perdido y alcanza el propósito de Dios para tu vida y los tuyos.
Hoy en día vemos cómo las relaciones familiares se han
corrompido. Muchos lo han vivido por tanto tiempo que se ha convertido en un
problema común en su diario vivir. Vemos familias afectadas
emocionalmente por la mentira, el engaño, la avaricia y decisiones que rompen
con el círculo familiar. Pero hay una gran promesa de parte de
Dios. Hay posibilidad de cambios y de que una familia vuelva a entrar en
el estado espiritual que Dios quiere que vivamos.
No todo el mundo tiene la misma madurez de tener la
paciencia suficiente para que se logre la restauración. Esto no se logra
con una varita mágica. El tiempo sólo no reconcilia ni restaura, pero sí
toma tiempo reconciliarse y restaurarse. ¿Por qué no tienes paciencia con
los demás, si Dios ha tenido tanta paciencia contigo? Hay que tener la
paciencia suficiente, la esperanza divina, de que se puede llegar al nivel de
reconciliación y restauración. No es cambiar lo que pasó, sino
proyectarnos a un nuevo futuro de victoria en el que Dios pueda cumplir en
nosotros lo que siempre quiso cumplir.
Muchos toman el problema familiar para justificar el
detenerse y no seguir hacia delante. La realidad es que en este mundo en que
vivimos estaremos expuestos a heridas de amistades y familiares. Hay
momentos en que estás más vulnerable que en otros a ser herido, pero que esto
no detenga el plan de Dios. Lo más grande que debes hacer por tu familia,
aunque ellos no lo entiendan, es llegar a hacer lo que Dios quiere que tú
hagas. Cuando esto suceda, entonces estarás en posición de extenderles
las manos.
Tu vida será transformada, a pesar de todos los problemas que has
experimentado. Ya sea que estés sólo o acompañado, herido o no herido,
sigue caminando hacia el sueño que Dios te dio. Vive por encima de todo
maltrato, vive por encima de la traición, vive por encima de la falta de amor,
para que logres la victoria en tu vida y alcances lo que Dios quiere para ti y
para los tuyos.
Me gustaría comprender cómo he crecido,
cómo me he formado, hasta encontrar
algunas inconsistencias en la manera como tomo decisiones, que muchas veces me
impiden lograr mis objetivos.
Sé que no todos vemos al mundo igual,
tengo presente que cada individuo es diferente, lo que representa un obstáculo
para la comunicación de manera perceptiva. La manera como percibo el mundo crea un
sistema de creencias y verdades que determina cómo me comporto, pero como es un
proceso inconsciente, no me doy cuenta de cómo estoy tomando decisiones, hasta
que soy capaz de hacer consciente lo inconsciente. Trato de ser mejor, pero al
tratar de ser mejor; en ese esfuerzo, sucede que vea más errores a mí
alrededor; más imperfecciones y hace la contraparte del querer ser mejor, ya
queen vez de retribuirse el esfuerzo de
ser mejor en satisfacción personal se convierte en una percepción de injusticia
de la realidad que me envuelve; que me rodea y me juzga, sentenciándome de
cruel y déspota, creando en mí una gran aflicción de espíritu y la única manera
de sobreponerme es perdonando y comenzando de nuevo como lo hace el sol en cada
amanecer.
En
la medida en que nos comprendemos y entendemos al otro, su manera de percibir
el mundo, es más fácil relacionarnos.
No podemos
poner en espera lo que Dios va a hacer con nosotros. Cuando llegue el
momento, haremos lo que tengamos que hacer, pero no pongamos nuestra vida en
espera por una circunstancia de dolor que no se ha podido resolver hoy.
La grandeza de
un hombre que le cree a Dios es que, a pesar del dolor, la impotencia y la
ansiedad. Dios sigue cumpliendo su promesa sobre nuestras vidas. En medio
de esos sentimientos, Dios nos puede prosperar y bendecir. En medio del
dolor, Dios nos puede dar una familia, llevarnos a nuevos lugares.
(Génesis Cáp.28) A Jacob, por 20 años, le dolía el
estar lejos de su familia, le dolía lo que le estaba sucediendo. Pero aún
en medio de su dolor, Dios cumplía su promesa. Debemos creer que al Dios
que servimos va con nosotros en todo el camino. Por supuesto, hay
situaciones que hay que resolver en el momento necesario. Lo que tenemos
que conservar es un corazón dispuesto para cuando Dios nos indique lo que vamos
a hacer.
Las promesas
de Dios son más grandes que nuestro pasado, que nuestras angustias y que nuestros
“problemas”. Las promesas de Dios son las que nos definen, y no el dolor
de los problemas. Él nos dio una
palabra, y nos ha dicho: -No les voy a dejar, -no les voy abandonar, hasta
cumplir lo que he dicho.
Dios no nos
dejará. El nos ha hecho, su proyecto de vida.
El miedo a perder, a no querer preocupación, a no
querer estrés, a no querer los sacrificios que implica el alcanzar cosas
grandes, eso es espíritu de pobreza.
Un verdadero valiente jamás cambiaría la libertad de
escoger para dónde va, cuánto alcanza, cuánto logra, para quedarse en un lugar
fijo y depender de que otro diga y que otro determine. Jamás en la vida. Es
cierto que esto implica preocupación y riesgo, pero no podemos decir que no nos
vamos a atrever a arriesgar, que no nos vamos a atrever a hacer todo lo que
Dios tiene para nosotros, por miedo, o por preferir no tener el estrés o la
ansiedad.
Vive con el estrés. Vive con la ansiedad. Vive con la
ocupación. De lo contrario, lo único que habrás alcanzado en tu vida será
quietud. ¿Es eso todo lo que quieres? Entonces, entrega todo, y vive con tu
quietud.
Una empresa te va a costar más horas. Unos hijos te
van a costar ceder a tus sueños para alcanzar los sueños de otros. Una familia
te va a costar entregar comodidades. Una mejor casa te va a costar ahorrar, y
preocupaciones. Pero no puedes cambiar la pasión, el deseo, de ser todo lo que
Dios quiere que tú seas, por un poco de quietud.
Tú fuiste hecho para cosas más grandes. Fuiste hecho
para hacer cosas más grandes con tu vida, para prosperar, para progresar.
Aspirar a algo grande te va a costar sacrificio; todo lo bueno tiene
sacrificio, pero jamás dejes de alcanzar tan solo por eso.
La biblia dice que los dolores de parto de una madre
no se comparan con la alegría del momento en que ponen esa criatura sobre ella.
No importa el dolor que haya pasado, el tener esa criatura en sus manos trae
una satisfacción, una alegría, que no se compara y que vale el esfuerzo.
No te puedes quedar a la mitad de lo que Dios quiere
que tú seas. Si tu miedo es no lograrlo, mejor muere en el intento. Y, cuando
hay preocupación, Cuando hay cargas
sobre tus hombros, entrégalas al Señor, para que él se haga cargo de ellas.
Hay muchos resentimientos que pueden acumularse en uno, en
el lapso de un día y la única manera de poner en el rostro una marca de
alegría nuevamente, es mediante el descubrimiento de un amor que sobrepasa todo
y es capaz de superar los resentimientos y llenarnos del espíritu del perdón. “Te
perdono”, es el lenguaje del amor.
He aprendido
que es una tontería regañar a los demás, bastante tenemoscon vencer nuestras propias limitaciones sin
irritarnos por el hecho de que Dios no haya creído conveniente distribuir por
igual el don de la inteligencia.
Ningún hombre
se critica así mismo por nada, por grandes que sean sus errores. La crítica es
inútil porque pone al prójimo en la defensiva, y por lo común hace que trate de
justificarse. La crítica es peligrosa, porque lastima el orgullo, tan precioso
del hombre, hiere su sentido de la importancia y despierta sus resentimientos.
Hay dos clases
de personas en el mundo, los que levantan murallas y los que construyen
puentes. Robert Lee Frost dijo
una vez: “Antes de edificar murallas hay que mirar bien qué es lo que uno deja
fuera y qué es lo que uno encierra adentro”. Ese es un buen consejo para los
constructores de murallas, porque en su autodefensa y hostilidad suelen hacer
que la gente se aleje de ellos.
Los ingenieros
de puentes somos aquellos que siempre esperamos lo mejor de los demás, creemos
que es posible esperar algo bueno de las personas y estamos ansiosos de creer
siempre lo mejor, aún, en las circunstancias más desfavorables. ¡Tendemos
puentes porque hemos aprendido el lenguaje del amor!
La solución es
aprender este lenguaje y comienza con estás palabras “El amor no guarda rencor”.
1era de Corintios, cap 13, versículo 5.
La Verdadera riqueza de: purocuento.com ("quiero compartirlo con Ustedes")
Un
día, el padre de una familia adinerada llevó a su hijo a un viaje por
el campo, con el firme propósito de que viera cuán pobre era la gente
que vive en el campo.
Pasaron todo el día y la noche en la granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje, ya de regreso en su casa, el padre le pregunta a su hijo:
Padre: ¿Qué te pareció el viaje?
Hijo: Muy bonito, papá.
Padre: ¿Viste lo pobre que puede ser la gente?
Hijo: Sí.
Padre: ¿Y qué aprendiste?
Hijo:
Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cinco. Nosotros
tenemos una piscina larga hasta a la mitad del jardín, ellos tienen un
arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos lámparas importadas en el
patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la muralla
de la casa, el de ellos tiene todo un horizonte. Ellos tienen tiempo
para conversar y convivir en familia, tú y mi mamá tienen que trabajar
todo el día y casi nunca los veo.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo, y su hijo agregó:
¡¡¡Gracias papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!!!
Ser una persona desapegada no implica que se sea
distante, fría o que no se valore lo que tanto sacrificio ha costado conseguir.
El
desapego es mirar las cosas y la vida en general con mucho amor, generosidad y
consciencia.
Una persona que aprende a vivir con lo
que tiene, pero no siente temor de perderlo se puede considerar verdaderamente
libre. Aquel que no acumula bienes, objetos o personas sino que disfruta de
todo cuanto tiene y no tiene es una persona feliz y sabia, Llegar a esta
postura no es fácil. Posiblemente, para poder tener esta mentalidad se
haya tenido que perder mucho. El ser humano aprende mediante las crisis ya sea
de orden económica o existencial.
Uno aprende a valorar las cosas, “lamentablemente
gracias al sufrimiento”, En cuanto al afecto, amar a alguien significa dejar
ser libre. El desapego no es abandono sino amor incondicional. No podemos
mantenernos presos unos de otros. No hay que depender de nadie ni hacer que
nadie dependa de uno.
Hay que intentar vivir cada día como si
fuera el último sin que exista la necesidad de consumir a nuestra pareja, a
nuestros amigos para esclavizarlos. Si se logra entender el verdadero
significado del desapego se estará trascendiendo a un nivel espiritual más
elevado que traerá muchos beneficios.
Dentro de
cada uno se esconde la herramienta más poderosa que hay que poner en práctica y
es la de la generosidad del amor. Nadie puede enseñar al otro a
desentenderse de los bienes materiales y las personas que nos anclan y hacen
presos de una conducta consumista exagerada.
En nuestro interior está la clave para
afrontar este tema con sensatez. La introspección sirve para conocernos, para
preguntarnos y reflexionar hasta hallar las respuestas necesarias.
¿Qué
realmente nos aporta esa prenda que nos hemos comprado, en qué nos ayuda tener
tantas cosas que no usamos, gente que nos desgasta o nos hace daño, por qué
seguimos teniendo un vínculo con ellas, qué estamos haciendo mal? Son todos
interrogantes que solamente cada uno podrá resolver.
A veces
es más simple de lo que parece. Destinar un fin de semana a hacer algo
diferente que no implique el uso de la billetera. Encontrarse con uno mismo en
una determinada situación.
No
es necesario irse lejos a un retiro espiritual, sino que es importante poder
encontrarse con uno mismo sin miedos ni prejuicios. Realizar un pequeño cambio
para hacer la gran diferencia. Ver que otra manera de vivir y relacionarse con
el mundo es posible.
Tendríamos
que tener todo lo que queremos sin necesidad de atarnos a deudas, conflictos
por dinero, sufrimientos amorosos a los que culpamos y queremos perpetuar
cuando ya no es posible. La vida no es tan compleja como nos quieren hacer
creer.
Estamos acostumbrados a otorgarle
emoción a una determinada situación si nos da satisfacción el resultado
obtenido. Si nos compramos una casa, entonces somos felices.
Si
nos vamos de viaje, entonces nos alegramos, si acumulamos cada vez más ropa,
nos sentimos satisfechos y así vamos formando y alimentando nuestra existencia.
Aprender a ser feliz por otro tipo de cosas es posible.
Qué tal si nos educamos y educamos a
nuestros hijos a ser felices por estar juntos, por compartir este maravilloso
día de sol o lluvia, por las cosas sencillas que son las que en definitiva
deberían valer la pena.
Dar: la
mejor manera de ejercitar el desapego es dando. Compartir lo que uno tiene,
no tener miedo de que no vuelva. Lo que es nuestro es de todos. Dar con amor y
verdadera generosidad.
Esta
actitud es muy poderosa ya que estaremos vibrando tan alto que recibiremos lo
mismo que somos capaces de dar.
El desapego no implica renunciar a
los sueños
de tener todo aquello que se desea. Lo importante es no sentir miedo
de perder lo que se tiene.
Poder valorar otras cosas importantes
de la vida y no sufrir por las pérdidas, sino reciclarlas y ver siempre el lado
positivo, preguntarnos cuál es la lección que tenemos que aprender de los que
nos está pasando y siempre hacer el esfuerzo de mirar la realidad desde muchas
perspectivas.
En Génesis cap.24; ver.34, el siervo de Abraham
dice que Jehová había prosperado a su amo, que este se había engrandecido, y
que le había dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y
asnos.
Algunas personas no saben recibir. A
veces, tenemos grandes problemas en recibir de parte de Dios.
Por diferentes razones, no tenemos
el corazón abierto para recibir de parte de Dios. El recibir algo nos hace
sentir incómodos. El que alguien haga algo por ti, te hace sentir incómodo. El que
alguien te favorezca, en un momento dado, te hace sentir incómodo. Si alguien
hace algo por ti, sientes que le debes el favor, y no estás tranquilo hasta que
pagues el favor que aquella persona te hizo. No disfrutas lo que te han dado.
Cuando no tenemos la capacidad de
recibir, caemos en una conciencia de estrechez, donde Dios no puede hacer nada.
No podrás alcanzar el final de tu fe, si no entiendes que hay una parte de todo
lo que Dios quiere hacer contigo que siempre será dada por gracia.
No se trata de que te vayas al
extremo de buscarlo todo de gratis, pero tienes que entender que no va a ser tu
esfuerzo únicamente lo que va a producir los grandes resultados, sino que va a
llegar un momento dado en tu vida donde la fe que hay en ti, la revelación que
hay en ti, va a provocar que ciertas cosas comiencen a ser añadidas a tu vida,
y el favor de Dios se va a mostrar en ti.
Si todo lo que tienes, lo que
alcanzas, es por tu esfuerzo, entonces, no está el factor divino. Tiene que
haber algo en tu vida que no tenga otra explicación que: Solo Dios me lo dio.
Tiene que haber algo que tú no puedas decir que lo trabajaste, que lo luchaste,
que lo sudaste.
Ciertamente hay cosas que vas a
tener que luchar, cosas que vas a tener que trabajarlas, sudarlas. Vas a tener
que engrandecerte, como hizo Abraham, vas a tener que poner acción. Pero tiene
que haber algo dentro de ti, que muestre que hay favor divino.
Lamentablemente, en la vida de muchas
personas, eso no existe, porque han encerrado su corazón, al grado de no poder
recibir de Dios. Y, sin darse cuenta, comienzan a detener el potencial de Dios
en sus vidas.
Tiene que haber un momento dado en
que tú ensanches tu corazón para recibir de Dios
Nuestras
manos forman parte de las extremidades y están compuestos por unos dedos, con
ellos agarramos muchas cosas y nos sirven para casi todo, especialmente para
comer, beber y asearnos. Las usamos para múltiples costumbres, como ¡el saludo! Con ellas gesticulamos, indispensable para el
lenguaje de señas para la comunicación con personas sordas o con problemas
auditivos Las personas invidentes pueden utilizar sus manos como instrumentos
de lectura mediante la escritura en Braille. Para escribir y dibujar, tallar y modelar, crear y hacer,
con las manos. Aliviar el dolor mediante técnicas de masaje, Para obtener placer
físico, usada para interpretar instrumentos musicales.
Son el principal órgano para la
manipulación física del medio. La punta de los dedos contiene algunas de las
zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo humano; son la principal
fuente de información táctil sobre el entorno, por eso el sentido del tacto se
asocia inmediatamente con las manos.
Además, las manos están compuestas
de varios, músculos y ligamentos diferentes que permiten una gran cantidad de
movimientos y destreza. ¡Dios bendigas las manos de arduo trabajo! Manos que no se alcen para el maltrato y los golpes; sino manos que acaricien y den amor. ¡Dios bendiga las manos de mi madre!
Así son también los hijos de la tierra, cada uno diferente a otro, con características únicas, unos
más grandes que otros, unos más gordos que otros. Salen caros pero no tienen
precio. Manos sin dedos ¡gran aflicción! Son necesarios, ¡son diferentes, pero
juntos hacen muchísimas cosas! Así quisiera yo que fuesen los hijos, que aunque tengas sus diferencias y su forma particular de ser, ¡seamos
unidos para lograr el éxito!
La belleza exterior viene de una fuente
diferente a la belleza interior. La belleza exterior viene de tu padre y
de tu madre: sus cuerpos crean tu cuerpo. Pero la belleza interior
viene de tu propio crecimiento de la conciencia que estás trayendo de
muchas vidas. En tu individualidad ambas cosas se unen, la herencia
física de tu padre y de tu madre y la herencia espiritual de tus vidas
pasadas, su conciencia, su gozo, su alegría.
Nadie le permite a sus hijos bailar, cantar, gritar y
saltar. Por razones triviales -quizás pueden romper algo, quizás se les moje la
ropa con la lluvia si corren en el exterior-, por pequeñas cosas se destruye
por completo una gran cualidad espiritual: la alegría. El niño obediente es
elogiado por sus padres, por sus profesores, por todo el mundo, y el niño
juguetón es censurado. Sus ganas de jugar podrían ser totalmente inofensivas,
pero es censurado porque existe un peligro potencial de rebelión. Si el niño
continúa creciendo con total libertad para ser juguetón, acabará siendo un
rebelde. No será fácilmente esclavizado; no le podrán reclutar fácilmente en un
ejército para destruir gente, o para que le destruyan. El niño rebelde se convertirá en un joven
rebelde. Entonces no podrás obligarle a que se case; no podrás obligarle a
aceptar un determinado empleo; no se le podrá obligar a satisfacer los
deseos incompletos, y los anhelos de sus padres. La juventud rebelde seguirá su
propio camino. Vivirá su propia vida de acuerdo a sus deseos más íntimos, no de
acuerdo a los ideales de otras personas. Por todas estas razones, se sofoca su
capacidad de jugar, se aplasta desde el principio. Nunca se le da una oportunidad a su
naturaleza. Poco a poco empieza a cargar con un niño muerto en su interior.
Este niño muerto en su interior destruye su sentido del humor: no puede reírse
totalmente, con todo su corazón, no puede jugar, no puede disfrutar de las
cosas pequeñas de la vida. Se vuelve tan serio que su vida, en vez de
expandirse, comienza a encogerse. La vida debe ser, en cada momento, una
creatividad preciosa. No importa lo que cree, podrían ser sólo castillos en la
arena, pero todo lo que hace debería salir de su capacidad de jugar y de su
alegría.
“Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla, depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.
Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso.
Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: - a aprender a amar – a dejar huella – a ser felices.
En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:
-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos,…….
-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
-El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los chóferes de los autobuses, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.
Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tienen que ver con la inteligencia espiritual.
Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa.
Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la Actitud con la cual enfrentemos lo que nos toca.
Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro”.